El miembro del Comité político del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Melanio Paredes, afirmó que “el Congreso Reinaldo Pared Pérez está siendo afectado por conductas unipersonales y podría convertirse en un ejercicio vano e insubstancial, en una pantomima”.

El dirigente peledeísta sostuvo que actualmente en el PLD se está haciendo todo lo contrario a  lo que  les enseñó Juan Bosch. “Hoy tenemos aspiraciones públicas o veladas a la Presidencia de la República, a la Presidencia del Partido y a la Secretaría General, en resumidas cuentas, al control de todo el poder partidario, sin valor alguno, si no es para conectar con un pueblo que demanda mucho más de un PLD que se cuece en su propia salsa”.

Agregó que “en la lógica del poder eclesial medieval, nos entendemos geocéntricos: el universo dominicano gira alrededor de nosotros, y  es exactamente al revés; del PLD solo vendemos ruidos, maquinaciones y luchismo grupal sin sentido ni propósitos claros, agendas ocultas y veladas, pero de los acuciantes problemas de la población no decimos nada. Parece repetirse la historia de los cuatro años pasados, la falta de un discurso pertinente, firmemente opositor”, dijo.

A continuación el documento integro enviado a los integrantes del Comité Político y de la Comisión de Organización del X Congreso Reinaldo Pared Pérez

La convocatoria del X Congreso de nuestro partido constituye un magnífico espacio para la reflexión autocrítica interna, abrirse a la crítica ciudadana y la reconducción inmediata y a futuro. Hoy dudamos que esté ocurriendo así, pues este Congreso Reinaldo Pared Pérez está siendo afectado por conductas unipersonales y podría convertirse en un ejercicio vano e insubstancial, en una pantomima.

El pasado del PLD, partido fundado por Juan Bosch, constituye su legado al pueblo dominicano; solo a este pertenece, pues fue concebido y construido como un instrumento al servicio de su redención y bienestar

En la visión del Maestro, debía sobrevivirle a él y, por consiguiente, a los que nos legó su existencia sobre la base de principios imperecederos. Nadie tiene derecho a vincularlo a su supervivencia, que, como todo mortal, es perecedera.

Del pasado del PLD habrá oportunidad de abordarlo más adelante porque sus 51 años de historia son parte consubstancial de nuestra propia vida y constituyen nuestra escuela política y existencial de la que no abjuramos, aunque terminemos como el «último mohicano».

Un balance franco, objetivo y desapasionado de lo que ha ocurrido con el PLD en los últimos años representa la ineludible oportunidad para reconectar con la mayoría de la población que, durante cuatro períodos consecutivos, nos votó y nos ha negado apoyo y voto popular en los últimos cuatro certámenes electorales.

¿En qué le fallamos al partido y al pueblo dominicano? Enfatizo en lo plural porque asumo el espíritu de cuerpo; la responsabilidad individual no nos toca, pues siempre, en el poder como en la oposición, advertíamos críticamente de la necesidad de preservar al partido compromisario de objetivos estratégicos, más allá de entenderlo como mera maquinaria electoral. Los hechos en los últimos 30 años hablan por sí solos.

 

Así como los éxitos relativos de los gobiernos del PLD nos enorgullecen y sirven de inspiración, sus yerros, lejos de ocultarlos y avergonzarnos, reconocerlos con humildad nos engrandece y debe servir de acicate para aleccionarnos y brindarnos la oportunidad de reencausarnos y reinventarnos, sin lo cual no podemos esperar que quienes antes nos siguieron y apoyaron entiendan que vale la pena otorgarnos la oportunidad de reivindicarnos.

 

La convocatoria del X Congreso de nuestro partido constituye un magnífico espacio para la reflexión autocrítica interna, abrirse a la crítica ciudadana y la reconducción inmediata y a futuro. Hoy dudamos que esté ocurriendo así, pues este Congreso Reinaldo Pared Pérez está siendo afectado por conductas unipersonales y podría convertirse en un ejercicio vano e insubstancial, en una pantomima.

 

Contrario a lo que siempre nos enseñó Juan Bosch, en la actualidad se está poniendo la «carreta delante de los bueyes». Conforme la agenda del X Congreso, el momento es de evaluación, seguido de la discusión, unificación y aprobación de los documentos que sostienen y afirman nuestra naturaleza progresista, seguida de la plenaria en la que se votaría la modificación estatutaria, que es la antesala necesaria para toda aspiración a posiciones electivas dirigenciales o de elección popular.

 

Acontece todo lo contrario; hoy tenemos aspiraciones públicas o veladas a la Presidencia de la República, a la Presidencia del Partido y a la Secretaría General, en resumidas cuentas, al control de todo el poder partidario, sin valor alguno, si no es para conectar con un pueblo que demanda mucho más de un PLD que se cuece en su propia salsa.

En la lógica del poder eclesial medieval, nos entendemos geocéntricos: el universo dominicano gira alrededor de nosotros, y  es exactamente al revés; del PLD solo vendemos ruidos, maquinaciones y luchismo grupal sin sentido ni propósitos claros, agendas ocultas y veladas, pero de los acuciantes problemas de la población no decimos nada. Parece repetirse la historia de los cuatro años pasados, la falta de un discurso pertinente, firmemente opositor.

 

A propósito, de que apenas en días se juramentará en su segundo mandato el presidente Luis Abinader, que se reitera como un político que solo busca popularidad promoviendo una reforma constitucional que nadie le ha pedido, soslayando el rol que, como estadista, le corresponde: resolver los graves problemas de un gobierno que tendrá que afrontar grandes déficits en todos los ámbitos que acogotan a la sociedad dominicana y evitar que el país retroceda perdiendo su precaria estabilidad económica y la paz social, sin la cual, en ausencia del necesario contrapeso político, derivaría en serios problemas de gobernabilidad. En esta circunstancia, el PLD se mantiene extrañamente ausente.

 

Apreciados integrantes de nuestro Comité Político, apreciados compañeros de la Comisión Organizadora del X Congreso, la situación política del país y de nuestro partido nos convoca a ser celosos guardianes de las normas y del cumplimiento de nuestros acuerdos, con el debido respeto a todas las personas, sin menoscabo de su rango partidario, su trayectoria o sus aportes, sobre todo conscientes de que el colectivo está por encima de todos y todas. La evaluación interna, conjuntamente con la mirada externa, fue presentada por el Presidente del Partido, Danilo Medina, en su intervención en la reunión del Comité Central que aprobó la convocatoria del X Congreso el pasado 9 de junio, acogiendo a su vez la propuesta de más de un centenar de dirigentes del Comité Central y Político.

 

Esa iniciativa, que precede a todo lo demás, debe completarse como fue concebida y debe constituirse en el termómetro que lea correctamente la temperatura actual del cuerpo partidario y de la población a la que nos debemos, a partir de esto, estaremos en condiciones, no antes de tal diagnóstico, de trazar con certeza, libre de ataduras personales o apasionamientos, la ruta para recuperar la confianza y el favor popular que nos retorne al poder, convenciendo a la militancia y a los tradicionales votantes peledeístas de que seremos capaces de acoger en la visión y el accionar partidario sus más sentidas expectativas de redención y bienestar.

Melanio Paredes

Miembro fundador y actual miembro de su comité central y político del pLD

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