Especial de elCaribe
Féminas son más afectadas por desempleo, discriminación salarial y enfrentan trabas en el mercado laboral de RD
Como jefa de hogar y madre soltera, Dinelba Gómez, trabaja duro para darles sustento y educación a sus tres hijos.
En la mañana sirve de cajera en una carnicería del mercado de Cristo Rey, y en su tiempo libre hace de manicurista independiente. Esto para llevar más ingresos a casa.
En estos días anda con muchas expectativas, porque pronto le entregarán el uniforme que oficializa su entrada a las filas de la policía municipal del Ayuntamiento del Distrito Nacional.
La joven mujer, que aspira a convertirse en maestra algún día, carga en sus hombros la responsabilidad de criar sola a sus tres niños de 8, 13 y 15 años. Para que no falte pan ni lápiz en el hogar trabaja sin descanso y ha puesto en pausa sus propios sueños.
Aunque para mantener su familia deba dividirse entre tres empleos, lastimosamente el hecho de ser mujer la pone en desventaja frente al desigual mercado laboral. Estudios locales y regionales demuestran que las féminas enfrentan mayores obstáculos en el desarrollo de su vida social y económica, evidenciados en las grandes brechas salariales y de oportunidades.
El pasado miércoles, Dinelba terminó su jornada laboral en el mercado municipal de Cristo Rey en compañía de su niño de ocho años, que no asistió a la escuela por síntomas gripales.
Lo ideal es que el pequeño se recupere en casa, pero para esta madre es elegir entre no asistir al trabajo o llevar a su hijo consigo. Las opciones se reducen cuando falta un círculo de apoyo.
“Hay muchos obstáculos. Hay días en que a veces no tengo que darle de cenar a mis hijos y estoy pensando en qué mis hijos llevarán mañana a la escuela, eso me preocupa, pero estoy siempre agarrada de Dios”, contó al equipo de elCaribe.
De acuerdo con la investigación titulada “Feminización de la pobreza en República Dominicana: Probabilidad de Transición y Trampas”, “las mujeres que tienen hijos tienen una mayor probabilidad de recibir un salario por debajo de la línea de pobreza, esta es mayor en 0.021 p.p. respecto a los hombres que tienen hijos”.
Y aunque Dianibel asegura no haber sufrido discriminación salarial por su género, el referido estudio determina que esta brecha encuentra explicación en factores como discriminación, más horas de trabajo en quehaceres del hogar sin remunerar y la llegada de los hijos.
El documento cuya autoría es de la Dirección de Análisis de Pobreza, Desigualdad y Cultura Democrática del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPYD) busca explicar por qué persiste la pobreza en las mujeres en República Dominicana.
¿Qué determina recibir un ingreso laboral por debajo de la línea de pobreza y cuál sería el impacto en la pobreza si se erradicara la brecha salarial por sexo? Son algunas de las interrogantes contestadas y que dieron razón a la investigación. El estudio determinó que “las mujeres tienen una mayor probabilidad de permanecer en condición de indigencia o en pobreza moderada que los hombres”. Dicho de otra forma “la condición de pobreza persiste cuando se es mujer”.
Arroja la conclusión que ser mujer tiene una relación y una mayor probabilidad con tener un ingreso laboral por debajo de la línea de pobreza.
“La descomposición, según el método de Oaxaca-Blinder demuestra que la causa principal de la persistencia de la pobreza y la feminización de esta es la forma discriminatoria que el mercado laboral remunera las mujeres”, subraya.
Estos resultados retratan la cruda realidad del mercado laboral de la República Dominicana y afianzan el concepto de la “feminización de la pobreza”.
Mujeres en la informalidad
Otro hecho comprobado en este análisis es que las personas que laboran en el sector informal tienen una mayor probabilidad de recibir un ingreso por debajo de la línea de pobreza que las personas que trabajan en el sector formal.
“En las estimaciones de la brecha de ingresos por sexo para los empleados formales e informales, se observó una diferencia estadísticamente significativa entre los salarios promedios de hombres y mujeres en ambos grupos de individuos, pero en magnitudes disímiles”, precisa. Puntualmente, la diferencia total observada en el sector formal de la economía es de 10.52 %, mientras que entre los empleados del sector informal es de 35.66 %.
Entre el trabajo y la casa
Justo en el sector informal se encuentra Yuli, una madre soltera, que hace todo lo que puede para que a su hija no le falte lo básico. Desde tempranas horas de la mañana empieza su jornada en un espacio de la acera de la calle 41 de Cristo Rey, donde por cuatro años vende ropa usada en el creciente negocio de “las pacas”.
“Dios no me ha desamparado, siempre me ha dado la mano amiga. No es fácil, a veces se pone un poco difícil, pero siempre y cuando se tiene fe, Dios abre el camino a las personas”, dice la dama quien se identificó solo como Yuli.
¿Sientes que por el hecho de ser mujer y que no te acompañe una figura masculina pueda alguien faltarte el respeto aquí? se le preguntó.
A lo que contestó: “A veces uno mismo es quien se gana el respeto, si usted no se respeta no la van a respetar”.
Sin embargo, admite que a veces en la vida “se presentan situaciones que ni siquiera uno las esperaba”, pero sostiene que la fe en Dios y la capacidad de reponerse es esencial para echar adelante con los pronósticos en contra.
Así contesta mientras se acercaba la hora de retirarse a su domicilio para continuar con su rutina en casa.
El estudio “Diagnóstico sobre Igualdad de Género en República Dominicana” del Banco Mundial destaca que “estas brechas se encuentran en buena medida relacionadas con asumir de manera desproporcionada las tareas domésticas y de cuidado por parte de las mujeres”.
En 2021, el 68 y el 50 por ciento de las mujeres dedicaron diez o más horas semanales de trabajo no remunerado a estas actividades, respectivamente; estas proporciones fueron mucho más bajas para los hombres (27% y 30% para tareas domésticas y de cuidado, respectivamente).
Indicadores medidos en 2019, dibujan un panorama desfavorable para las mujeres, comenzando con una tasa de participación laboral más baja (53 por ciento en comparación con 78 por ciento) “Las mujeres experimentaron mayores tasas de desempleo (8 por ciento en comparación con 4 por ciento) Trabajaron menos horas (5 en promedio en todos los sectores) y percibieron menores sueldos que los hombres (en promedio, el 85 por ciento de los ingresos de los hombres, que cae al 60 por ciento en el sector informal)”, destaca el documento.
Pese a los diagnósticos desalentadores, las mujeres siguen con pasos firmes hacia la equidad para superar las brechas sociales y económicas. Desde su pequeño colmado, ubicado en uno de los barrios más desprovistos del Distrito Nacional, La Zurza, Isabel Mejía, envía un mensaje de motivación a las mujeres en condición de vulnerabilidad.
“No se queden atrás, aprendan de las situaciones y tengan actitud positiva que van a resurgir con una nueva esperanza para ayudar a sus hijos y a las personas que nos necesiten. Todas las mujeres sea que no tengan esposo o que no tengamos mucha ayuda, debemos trabajar para nuestros hijos porque esa es nuestra empresa”, exhortó.